Los monitores pequeños son mejores para productividad
Introducción
No me gusta emitir opiniones personales porque, a rasgos generales, las considero poco útiles. Cada quien tiene sus gustos y preferencias a la hora de trabajar o disfrutar. Por ello, suelo centrarme en hablar con objetividad sobre temas que manejo y dejo las subjetividades en el cajón de los recuerdos.
En esta entrada haré una pequeña excepción para opinar brevemente sobre por qué considero que los monitores pequeños —digamos por debajo de las 24 pulgadas— son mejores para tareas de productividad y, en general, más útiles que aquéllos de dimensiones superiores.
Resolución o refresco
En los últimos años ha habido una moda por aumentar desmesuradamente el tamaño de los monitores. Quizás, esta tendencia se haya debido el hecho de que una gran parte de quienes hoy utilizan ordenadores lo hacen para jugar videojuegos o ver contenido multimedia. Hace años, antes de la llegada de esos móviles mal llamados «teléfonos inteligentes» o de las tabletas, todos los profesionales estaban limitados a un ordenador de torre o portátil.
En nuestros días, parece que la mayoría de los profesionales del diseño gráfico o la producción musical optan por utilizar portátiles, tabletas y monitores táctiles. Se ha producido así una ruptura drástica, en cuanto al tamaño de los monitores, por la desaparición paulatina de quienes todavía usaban ordenador para tareas de ofimática.
Esto ha generado, en resumen, dos tendencias claras:
- Monitores de alta resolución: Quienes usan un ordenador para ver contenido multimedia prefieren monitores con resolución 4K y paneles IPS o OLED.
- Monitores de alto refresco: Quienes usan un ordenador para jugar prefieren monitores con una resolución 1080p y una alta tasa de refresco.
Ambos grupos, a diferencia del típico oficinista o programador, tienen una predilección por monitores de amplio tamaño, de 27 o 32 pulgadas, por lo común. Esto ha causado que, en la actualidad, resulte muy complicado o imposible encontrar un monitor que, a su vez, tenga una gran definición, sea menor de 24 pulgadas y presente una alta tasa de refresco. Estos monitores reúnen lo mejor de ambos mundos. Y claro que existen, pero a unos precios disparatados de 4000€.
Captura de muestra del monitor ProArt Display PQ22UC. Es una pena que, incluso en la publicidad sobre la calidad de imagen de este monitor, el fabricante recurra a representar una forma de explotación animal como algo lo que «podrías disfrutar» al ver en la pantalla.Monitores pequeños de 21,5 pulgadas: más por menos para productividad
Hace poco me interesé por probar un monitor de 27 pulgadas y con resolución 4K. Lo hice para probar si, como opinan muchos, esto ayudaba a mi productividad al poder albergar más datos en pantalla. No obstante, mi experimento resultó una absoluta decepción.
Para mí, trabajar con un monitor de 27 pulgadas es insufrible para escribir, programar y realizar tareas generales de ofimática. Su única y magnífica virtud está para ver contenidos audiovisuales o jugar a videojuegos. Para eso se veía la mar de bien.
Aun así, cabe señalar que, hoy por hoy, el mundo de los videojuegos no está plenamente adaptado a la resolución 4K. Hay muchísimos juegos modernos que no todavía escalan correctamente la interfaz y que generan errores visuales graves. A día presente, pienso que para jugar sigue siendo mejor escoger un monitor de 1080p y de un tamaño razonable.
Conclusión
Mis recientes tentativas me han demostrado dos cosas:
- Personalmente, me siento incapaz de trabajar con monitores de 27 pulgadas. Incluso un monitor de 24 pulgadas me parece un pelín grande. Creo que me quedaré en las 21,5 pulgadas como tamaño ideal.
- Incluso aunque uno desee un monitor que rinda fenomenal para películas, series y videojuegos, el mayor tamaño no sólo encarece el precio; sino que perjudica a otras tareas que se pudieran realizar más sencillamente con un tamaño de pantalla menor.